Patrimonio Ingenio Bolívar

El Ingenio Bolívar o Museo de la Caña de Azúcar


Historia


El Ingenio Bolívar o Museo de la Caña de Azúcar es una antigua instalación de procesamiento industrial de caña de azúcar y ron asentado en una hacienda contigua a la casona habitada durante 207 años por la familia de Simón Bolívar. Situada en San Mateo, valles orientales del estado Aragua, sus orígenes se remontan al siglo XVI. Hoy existe un trapiche que data de comienzos del siglo XVIII, y otras instalaciones propias de este tipo de unidades de producción de diversos períodos históricos.


En 1593 Simón Bolívar El Mozo recibe de manos del Gobernador Osorio la encomienda de San Mateo. Fija allí su residencia en lo alto de la colina y al pie, separado por la carretera Panamericana, desarrolla la hacienda. No solo azúcar y ron se procesaron en la misma, también se cultivó café, algodón, tabaco y añil.

En 1924, durante el gobierno de Juan Vicente Gómez, el inmueble fue adquirido por el Estado (por ser el lugar determinante en el desarrollo físico, emocional e intelectual del Libertador Simón Bolívar), y representativo del considerado del desarrollo agroindustrial del país declarado. Posteriormente, el 3 de septiembre de 1964 fue declarado Monumento Histórico Nacional según Decreto 27 533.

Por decreto presidencial Nro. 4 847, del 26 de septiembre de 2006,  la Casa Histórica de San Mateo e Ingenio Bolívar, junto con otros sitios históricos, se integran a la Fundación Museos Nacionales (a los fines de que ejerza funciones de preservación, conservación, resguardo, mantenimiento, reparación, promoción, exhibición y divulgación).


Con la orden presidencial se convertía el complejo azucarero en el Museo de la Caña de Azúcar, reinaugurado el sábado 29 de marzo de 2014 por el titular del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Fidel Barbarito, en compañía de Luis Galindo, director de los Museos Bolivarianos. El arquitecto responsable de la restauración, Jesús Alvarado, abrió el acto explicando que "la recuperación se hizo a fondo, desde los techos, tejas criollas, paredes y pisos; usando los mismos materiales con que construyeron la casa histórica, como la caña brava y el barro tapiado". Según el restaurador, “el deterioro mayor se encontraba en los techos y en los muros”. Los trabajos de recuperación y restauración, para los que se invirtieron 7 000 000 de bolívares, recibieron la experticia de artesanos locales especializados en el tejido de caña amarga, así como la participación del consejo comunal Ingenio Bolívar II.

Sus muros son de mampostería mixta con friso; columnas de ladrillo y horcones de madera y los techos reposan sobre estructuras de madera con tendido de caña amarga y tejas criollas de arcilla a dos y cuatro aguas. La construcción civil dispone de cinco salas que contienen muebles y equipos originales de la época colonial propiedad de la familia Bolívar.

Entre sus interesantes objetos se encuentra la colección de trapiches antiguos, en los que destacan el trapiche cunyaya realizado por los indígenas quiriquires; el denominado fuerza bruta, importado por Simón Bolívar en uno de sus viajes a Europa; y el imponente trapiche hidráulico que instalara Don Juan de Bolívar y Villegas, abuelo del Libertador, y que funcionaba con el vigoroso caudal del río Aragua.



Valores Patrimoniales

La carga histórica de este ingenio, uno de los más antiguos del país, radica en que perteneció por 207 años a la familia Bolívar, fue gestionado por el mismo Libertador, y en 1800 lo visitaría el hoy considerado “padre de la geografía moderna universal”, Alejandro de Humboldt, quien se admiró de su entonces avanzado sistema hidráulico, que registra en sus famosos escritos.

Aparte de la significación intrínseca del museo, este ha dinamizado la comunidad en la que se asienta. El arquitecto encargado de su restauración, Jesús Alvarado, anunciaba en 2014 que «se está formando un equipo de maestros, profesionales en el tejido de la caña amarga, lo cual les genera una forma de empleo para tener plazas de trabajo, tanto aquí como en otros estados y ser multiplicadores de este saber.”

Su jerarquía de Monumento Histórico Nacional se enriquece con la diversidad de objetos, maquinaras y herramientas que testimonian un viejo esplendor azucarero y productivo del país.









Legado, honores, y culto a la personalidad

En general, Bolívar tuvo que compaginar en muchas ocasiones las obligaciones políticas con las militares por lo que muchas veces se ven entremezcladas entre sí. Sin embargo, la trascendencia de sus ideales políticos ha desembocado en un culto al personaje, vigente en muchas naciones latinoamericanas que se consideran herederas de su obra. Su obra política ha sido analizada principalmente a través de la copiosa correspondencia, informes y discursos que realizó a lo largo de su vida. Así, el Manifiesto de Cartagena, la Carta de Jamaica y el Discurso de Angostura están consideradas sus principales exposiciones políticas. La gran cantidad de biografía bolivariana contrasta con la monotonía interpretativa y la infiltración de anécdotas que han servido para estructurar el culto bolivariano. Son pocas las obras históricas de carácter crítico sobre la vida y obra de Simón Bolívar. El romanticismo literario ha tenido mucho que ver con este proceso de idealización realizado por escritores que no eran historiadores y que crearon al principio la corriente de culto a Bolívar.









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